5 traumas de la infancia 

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Hola Locos!

¿No os pasa cuando vais a un lugar que os recuerda a algo y no sabéis a qué? ¿sentís miedo en la cola del supermercado por si no os llega el dinero? Mi psicoterapeuta ha descubierto que esto son los traumas que nos han ocasionado nuestros padres cuando éramos pequeños y que nuestro cerebro almacena como una posible amenaza.

Estos son 5 momentos más incómodos que nos hicieron pasar nuestros padres cuando éramos pequeños:

1.- Comprar tabaco : Mi padre me enviaba a comprarle tabaco al bar de la esquina, tenía que ir solo, entrar al bar que estaba petado de viejos y cuando me veían entrar comenzaba un sinfín de bromas, chistes y chascarrillos populares a voz en grito. Y si encima tenía que pedirle cambio al camarero antes de sacarlo de la máquina eso se convertía en un circo romano. Todavía si alguien me pide que le compre tabaco salgo corriendo, entro en el coche, arranco a toda velocidad sin parar hasta llegar a casa, me tomo la medicación y me siento en una esquina balanceandome hasta que se me pasa.

2.-Bromas sin gracia:  Cada vez que salíamos a una terraza de un bar, a comer a un restaurante, de vacaciones a un Hotel, a comprar el pan, en la cola del supermercado a la cajera…en fin….siempre que se daba una situación de interlocución con otro ser humano, mi padre hacía una gracieta, chiste verderon o broma al susodicho trabajador que o este no entendía o no le hacía gracia pero se quedaban tiesos como la mojama sin reír ni comentar…a mi eso me daba siempre muchísima vergüenza. Hoy día cuando voy a un bar pido lo que quiero sin más preámbulos, rápido, seco y cortante.

3.- Hacer un recado: Otro momento que traumatiza era aquel momento en el que mi madre recordaba que se le había olvidado comprar algún producto y decidía encargarte esa importante misión.

Es ese momento…sobre las 13 horas en el que tú estás tranquilamente jugando a tus cosicas y de pronto escuchas como tu madre te llamaba, a lo lejos en un tono cariñoso, sin lugar a dudas era un canto de sirena, una trampa de la que no podías huir.

Toma dinero y ve a comprar papel higiénico…con esa frase parecía estar todo bien pero el problema venía cuando el dinero que te entregaba era ridículamente escaso o justo para ese producto…Para asegurarte le pides más dinero y ella respondía con una frase de madre: ¡No, que te lo gastas!

En fín, que mal momento ese en el que miras a los ojos a la cajera, como un niño huérfano, con tu mano extendida y en la palma una mísera moneda. En ese momento la cajera te mira y te dice el importe el cual efectivamente, es insuficiente por unos céntimos. Te sientes como un ladrón al que acaban de pillar robando, sientes que toda la fila  te mira como si fueses un pequeño delincuente y en ese momento te dice la cajera…no pasa nada se lo apunto a tu madre, ya me lo dará….entonces es cuando sales corriendo con tu compra agarrada como si te fuese la vida en ello, con la cara colorada quieres volver a casa rápidamente para olvidar lo sucedido.

Hoy día cuando la cajera me dice el importe de mi compra, saco un fajo de billetes y se los tiro a la cara al grito de: ¿¡¡TIENES SUFICIENTE!!?? EH?EH?

Mi psicoterapeuta desaprueba esta práctica…

4.- Ponte en la cola: También al igual que en el anterior, en el mismo lugar, pero esta vez acompañando a mi madre al supermercado, siempre llegaba el momento en el que me decía: Hijo, ponte en la cola que voy a por una cosa…. En ese momento yo confiaba en que mi madre llegaría a tiempo para abonar el importe de la compra pero durante esos minutos que pasaban y ella no llegaba la angustia se iba apoderando de mí…colocando los productos despacio en la cinta, separados uno a uno, mientras la cajera me miraba y los iba pasando por el escáner a toda velocidad yo dirigía mi mirada hacía los pasillos del súper buscando la imagen salvadora de mi madre llegando… pero no… la cola aumenta por detrás, personas con cara de impaciencia, productos se agolpándose al final del mostrador listos para introducirlos en bolsas y mi cara de sonrojo en aumento. Al final siempre, con el último producto a punto de pasar por el escáner aparecía mi madre con una barra de pan en la mano ( que por lo que había tardado debe ser que ella misma amasaba y horneaba el pan) haciéndose hueco entre la gente llegaba a salvarme la vida.

Mi reprimenda a mi madre tras pasar por esta situación era contundente, le decía: MAMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAÁ medio lloriqueando….

Hoy día si mi mujer me dice: ponte en la cola, cuando me va a tocar vuelco el carro y me hago el desmayado.

Mi psicoterapeuta tampoco aprueba este comportamiento….creo que voy a dejar de ir a consulta…

5.- No pidas nada: Cuando íbamos de visita a casa de alguien mi madre me avisaba que no se me ocurriera pedir nada y que si me ofrecían algo tenía que decir : No, gracias, al menos tres veces.

Cuando llegábamos a la casa de ese amigo o familiar, se daba casi de inmediato esa situación. El anfitrión como tal, preguntaba: Hijo, quieres un refresco? mi respuesta era contundente…No, gracias! y miraba a mi madre orgulloso.

La cosa se iba complicando ya que el buen anfitrión no se conforma con un No a la primera y ofrece más: Hijo, quieres un bocadillo de Nocilla y un refresco? mi mirada entonces se mantenía fija en sus ojos, sin pestañear, imaginando lo bueno que estaría ese suculento bocadillo de Nocilla untada en pan…mi voz temblaba y respondía: No, gracias… a la vez que giraba la cabeza mirando a mi mamí intentando buscar un gesto de piedad y de flexibilidad en la norma.

Al cabo del rato, el buen anfitrión, no conforme con dos respuesta negativas realizaba una tercera oferta: Hijo…te apetece un donuts de chocolate con un batido de chocolate y luego te saco unas piruletas para que te lleves? mi mirada firme, fija en sus ojos y  con los míos humedecidos,una lágrima resbalando por mi mejilla, paladeando todas aquellas palabras con sabor que salían de su boca, girando la mirada a los ojos de mi madre y ella con una sonrisa de orgullosa me mira y se pronuncia antes de que yo vuelva a rechazar otra oferta y le dice: No, gracias… ¿pero un vasito de agua si no te importa le puedes dar?

Hoy día, cada vez que voy a un Buffet arraso con toda la comida, me voy a una mesa apartada y como con las manos a la vez que río y lloro… por cierto he dejado a mi psicoterapeuta…emotions-371238_960_720

Hasta pronto Locos!!

4 comentarios sobre “5 traumas de la infancia 

  1. ¡Brutal! Me he sentido totalmente identificada, yo a eso les llamo efectos secundarios de mi infancia… y me temo que los cumplo todos y alguno más. Por ejemplo, en la cola del súper, se me juntaba la tensión que describes, «dónde está esta mujer, que no la veo, ya se habrá olvidado de mí, no va a llegar a tiempo y todos me mirarán mal…» con la de «¿y si se me cuela esa señora que me sonríe como una hiena mirando su presa?» … Esta última, y la de no llevar el dinero suficiente para pagar me tienen trastornada, así que cuando hago la compra salgo corriendo sin pasar por la caja. Todas las tiendas del barrio tienen una foto mía pero yo les ignoro… jajaja. ¡Un abrazo! (¿O dirás «No, gracias»?)

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  2. Jajajaj…..pues lo del dinero cuando voi a comprar me pasa siempre y aunque se que me va a llegar de sobra lo cuento y lo vuelvo a contar hasta que llega la hora de pagar. Y hacer cola siempre me incomoda, me siento observada y cuando llega mi turno pago rápido y salgo corriendo. Jajajaja….tienes razón que estas cosas vienen de lo que hemos visto en casa de pequeños. Me ha encantado tu entrada!!

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