¿A dónde van las palabras?

Hoy pensaba, sólo, en mi habitación blanca y acolchada, sin más mobiliario que un catre, una silla con su mesa anclada al suelo y un reloj de pared.

Pensaba, sólo, mirando por una ventana, que ilumina y llena de brillo todo el espacio, en lo alto de la torre desde donde observo el mundo y veo casi a cámara lenta, lo que sucede allá abajo.

El tiempo pasa lento, escucho el segundero de ese reloj de la pared contar los segundos de mi vida. ¿Cuanto tiempo son 60 segundos? pensarás que un minuto ¿pero quien impuso el tiempo que es para cada uno un minuto? o no te pasa que a veces esos 60 segundos parece que se hicieran eternos, como si se detuviera la manecilla del tiempo y se congelase todo hasta que algo o alguien lo activase otra vez, entonces se acelera y se pasa la vida tan rápido como pasan 60 segundos.

Aquí, sólo, en mi habitación blanca y acolchada, me pregunto qué pasa con las frases inacabadas, con las palabras que salen de los labios y que no encuentran oídos que las escuchen.

¿A dónde van las palabras que no son escuchadas? esas que dedicas a alguien mientras se marcha, que las lanzas con la esperanza de que le lleguen y dándote la espalda ves como se aleja y tus palabras no llegan a tiempo de entrar en sus oídos, no llegan a alcanzar… palabras importantes o quizá no, simplemente vuelan y desaparecen dispersándose en el aire sin más.

Quizá no desaparecen, ni se evaporan…Quizá vayan a algún lugar donde se quedan esperando a ser escuchadas por unos oídos que estén deseosos de escuchar. Por ese alguien al que le llenen las palabras que salen desde dentro, letras que sin ser música ni poemas pueden lanzarse y enamorar o herir a quien las oiga.

No me resigno a pensar que desaparezcan y nunca más sean escuchadas, que las almas se queden sin saber que tenía que decirte, que te vayas sin saberlo y que me dejes sin decírtelo.

Mientras tanto sigo aquí, sólo, en mi habitación acolchada deseando que estas palabras si lleguen a alguien.

Hasta pronto Locos!